señora presidenta: le quiero contar algo. hay días en que el hambre y los tarifazos duelen más. hoy, por ejemplo, porque estar triste y no poder comprarse un helado es una carajada muy frustrante. hoy es uno de esos días en que yo quiero que usted (junto con los ministrxs y demás culpables nacionales de este desastre) se mueran despacito. despacito y con dolor. con dolor y hambre, si se puede.

que a vos realmente te valga una mierda. que yo me entere después de tantos años. que yo no tenga ni idea qué hacer, a partir de eso.

De cuando en cuando tengo uno de esos días (de estos días) en que mi propia casa me satura, mi gente me cansa y el reflejo del sol en mi calle me quema las retinas.
Entonces, así de pronto, recuerdo el sabor de la brisa marina que corre por la 23. Revivo la caricia en la cara y el olor a libertad. Por un rato se me olvida todo y sonrío.
Los sueños a veces si se cumplen.

"Pero cualesquiera que sean las circunstancias de mi muerte, moriré con una fe inquebrantable en el futuro comunista. Esta fe en el hombre y su futuro me da aun ahora una capacidad de resistencia que ninguna religión puede otorgar."

L.T.