me perdí a Zoobazar y no bailé a ritmo de Chocolate.
me perdí un día - o tal vez dos - de arte sabanero, pero soy feliz.
café, tabaco, queque seco y conversa con la maravillosa María Pretiz y el señor Javier Bergia (papá de todos -o casi todos- los tomates) compensan prácticamente cualquier cosa
(incluso palmarla transcribiendo resulta -por primera vez en muchos años de periodistear- un gusto delicioso)
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