sábado, 3 de septiembre de 2011

hace ya más de siete años
que te besé por última vez
en el atrio de una iglesia

tan sacrílegos como siempre

negro y naranja
vos y yo
-quienes nunca fuimos-
y el pésame en el hombro izquierdo

vos -en marga corta-
la sensación irreal de despedirse
de sentirte mil noches después
la promesa inútil
de no olvidar jamás
aquella montaña en llamas

la irracionalidad de quererte todavía

vos
el susurro imposible
que me agúa los ojos
más de siete años después

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