prender la luz de atrás
que el miedo sabe distinto
en el hueco de la espalda intacta
esas manos que pasan de vos
los pasos al otro lado de la puerta
rasurarse las piernas
la piel de gallina
la hoja que roza violenta
la piel que extraña otro roce
otro filo
volver a la navaja
que es la única que quiere
mezclar tu dolor y el tacto
para llevarse
a su paso
un trozo de vos
esquivar el frío en los talones
olvidar el trazo de tus manos
sobre esa espalda
miedo en los pliegues de la sábana
despertar de pronto
encontrar otras manos
otro olor, nuevo y recorrido
justo al lado
donde no hay nada
habrá mejores noches