El era la imagen del anciano,
que escondía al bravo guerrillero.
El maestro que versaba a Hendrix.
Era el acento extraño,
la barba blanca,
y el corazón latiendo a cuatro tiempos,
en cuatro idiomas,
en mil patrias masacradas.
El era el tipo,
que seguía amando
y hubiera muerto
por Iraq.
Anwar Al-Ghassani (1937-2009)